¿Puede la fisioterapia ayudar a tratar la hinchazón que aparece tras la cirugía y el tratamiento del cáncer de mama? Es posible que, durante el tratamiento, aparezcan palabras como linfedema y drenaje linfático manual. ¿Qué significan estos términos y qué relación tienen con el cáncer de mama?
En España se diagnosticaron, durante el año 2020, casi 35.000 nuevos casos de cáncer de mama, situándose así en el tumor más frecuente entre las mujeres de nuestro país. Como corrobora el Sistema Europeo de Información del Cáncer (ECIS), aproximadamente el 30% de los cánceres diagnosticados en mujeres se originan en la mama, un tipo de cáncer que ya tienen una tasa de incidencia de unos 132 casos por cada 100.000 habitantes, sobre todo en mujeres de entre 35 y 80 años.
Si se tiene en cuenta que las mujeres con cáncer de mama tienen un 77% de probabilidad de sobrevivir al menos diez años, la prevención y el tratamiento eficaces de las posibles complicaciones son claves para hacer frente a los efectos secundarios, como el linfedema, una de las principales complicaciones de este tipo de cáncer.
En este sentido,con motivo del Día Internacional contra el Cáncer de Mama que se celebra este 19 de octubre, desde el Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro quieren destacar precisamente la importancia de la intervención precoz de los fisioterapeutas con el fin de reducir los efectos secundarios tanto de las cirugías de cáncer de mama como de los tratamientos que se reciben.
Justo debajo de la piel tenemos una extensa red de vasos linfáticos que ayudan al cuerpo a eliminar toxinas y otros materiales no deseados. Estos vasos, como parte del sistema linfático, filtran el líquido a través de los ganglios linfáticos y después llevan el líquido limpio, que contiene glóbulos blancos que combaten las infecciones, por todo el cuerpo.
El linfedema es una acumulación anormal de este líquido. El 30% de las casi 11.000 mujeres españolas que se someten cada año a una mastectomía sufren un linfedema, según datos del Colegio General de Colegios de Fisioterapeutas de España (CPFCM). Esta inflamación, producida por acumulación de líquido porque el sistema linfático no drena de la manera correcta, es una de las principales complicaciones tras la cirugía por cáncer de mama.
También a menudo, durante el tratamiento de este tipo de cáncer, algunos o todos los ganglios linfáticos axilares se tratan con radiación. Lo que se hace con este tratamiento es drenar los vasos linfáticos de la parte superior de los brazos, de la mayor parte del seno y del área del pecho y axilas.
Dolor en las extremidades y los hombros, pesadez, opresión y disminución del rango de movimiento son algunos de los principales síntomas que suelen aparecer. También las habilidades motoras pueden verse afectadas, lo que afecta de forma directa a la capacidad para realizar algunas de las funciones diarias y cotidianas, que en muchos casos quedan restringidas.
Si no se trata como es debido, el linfedema secundario, una afección crónica progresiva, puede empeorar y es posible que aparezcan una serie de cambios permanentes en los tejidos. Por tanto, recibir tratamiento de inmediato es clave para reducir el riesgo de infecciones y complicaciones.
Los fisioterapeutas juegan un papel fundamental en el tratamiento de estos problemas y su intervención puede marcar una diferencia en la calidad de vida de las personas. “Tratamos la cicatriz quirúrgica, la aparición de fibrosis, la limitación en el movimiento del brazo, educamos en automasajes y normas posturales y prevenimos o tratamos el linfedema en el miembro superior”, reconocen los especialistas del hospital de Valdemoro, que trabajan en fomentar la prevención del linfedema.
El trabajo se enfoca en dos líneas: la prevención y el tratamiento. La prevención incluye información y educación sanitaria para seguir en el día a día en casa o en el trabajo. Cuando el linfedema ya ha aparecido, la labor se centra en una terapia física compleja (drenaje manual de la zona, aplicación de presoterapia y vendaje de contención).
En una exhaustiva revisión se demuestra que la fisioterapia es prometedora en el tratamiento del linfedema, sobre todo la terapia descongestiva compleja, que es la que recibe la evidencia científica más evidente. La revisión concluye además que el beneficio es aún mayor cuando la fisioterapia se inicia de manera precoz.
Por tanto, es clave en todo el proceso garantizar un acceso rápido a fisioterapeutas especializados para que puedan brindar educación y recursos al paciente. El fisioterapeuta se convierte así en un educador activo en la labor de mejorar la calidad de vida de las pacientes y su capacidad de autocuidado.
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