Puta, sudaca, maricón, loca, negro, bollera, moro, enano, gorda… ¿qué tienen en común estas palabras? ¿Son insultos? No, no, lo son, pero se usan como tales y todos ellos (y más) señalan a personas a las que nuestra sociedad discrimina; pero es que, además, señalan la cualidad exacta por la que se las discrimina. Una cualidad que rompe con el estereotipo impuesto y, por tanto, se sale de la norma. Ese salirse de la norma se percibe como algo condenable. Vivimos en una sociedad que humilla, invisibiliza, maltrata, ridiculiza, excluye y violenta a un grupo de personas por el hecho de tener una determinada característica física: la gordura. Vivimos en una sociedad gordófoba, en la que se discrimina a las personas gordas por el mero hecho de serlo. Magdalena Piñeyro, en su libro Diez gritos contra la gordofobia, explica que la opresión es omnipresente, ocupa todos los espacios, todo el tiempo. Lo sufren hombres y mujeres, "Es por tu salud", "Con lo guapa que eres", "¿No te irás a comer eso?" son frases que escuchan a diario; su familia les esconde la comida y en pleno prolegómeno sexual les sueltan un "Pero yo me pongo arriba". Luego están los falsos estereotipos que culpabilizan al gordo, ya que, para la sociedad gordofóbica, si te sales de la norma y eres gordo, la culpa es solo tuya: se les tilda de tontos, torpes, vagos, desaliñados y carentes de voluntad.
Vergara15,10 €ComprarLa gordofobia es una opresión omnipresente: ocupa todos los espacios, todo el tiempo. Los gordos la sufren las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. En casa, en la calle, en el médico, en el trabajo, con todas las limitaciones que implica y con todo el peso de la discriminación cayéndoles encima. La gordofobia es una forma de violencia social que sitúa a las personas gordas en un lugar de vulnerabilidad, se considera que los cuerpos gordos son insanos, incapaces, desagradables o descuidados y eso fomenta un estigma que se manifiesta en experiencias de limitación de las personas en las diferentes esferas –afectiva, sexual, laboral…– de sus vidas. El diablo está en los detalles y la vida del gordo está lleno de pequeñas –y no tan pequeñas– dificultades: Es difícil encontrar tallas grandes, en los autobuses se mira mal a los gordos –tanto si se sientan como si ceden su sitio– sus opiniones en las empresas son siempre cuestionadas, los médicos achacan a su gordura cualquier problema de salud que tengan.
This content is imported from YouTube. You may be able to find the same content in another format, or you may be able to find more information, at their web site.Billy Eilish es alguien que sabe de gordofobia, lleva toda su vida recibiendo reproches sobre su aspecto, su tamaño. El videoclip Not my responsibility aborda el tema con genial maestría. Habla sobre la importancia de no juzgar el cuerpo de los demás y de la terrible situación en la que muchas veces las personas se crean percepciones de alguien basándose únicamente en las medidas de su cuerpo."Tenéis opiniones sobre mis opiniones, sobre mi música, sobre mi ropa, sobre mi cuerpo. Algunas personas odian la ropa que llevo, otros la adoran, otros la usan para avergonzarme... Pero os siento observándome siempre. Nada de lo que haga pasa desapercibido, así que siento vuestras miradas, vuestras desaprobaciones o vuestros suspiros de alivio. Si dependiese de ellos, nunca sería capaz de moverme. ¿Os gustaría verme más pequeña? ¿Débil? ¿Frágil? ¿Alta? ¿Os gustaría verme callada? ¿Os provocan mis hombros? ¿Lo hace mi pecho? ¿Soy mi tripa? ¿Mi cadera? El cuerpo con el que he nacido, ¿no es lo que queríais? Si me pongo lo que es cómodo, no soy una mujer. Si me quito las capas, soy una puta. Aunque nunca hayáis visto mi cuerpo, lo juzgáis y me juzgáis a mí por él. ¿Por qué asumís cosas según el tamaño de la gente?". El video concluye con Billie cantando: "¿Acaso mi valor se basa en tu percepción? ¿Es esa opinión sobre mí? No es mi responsabilidad".
Los sufren hombres y mujeres, pero más las mujeres. Me pongo en contacto con la plataforma Stop Gordofobia a través de su cuenta de Facebook. Enseguida me responde Carmen Godina. Es ella quien me cuenta que no sabe si hay más mujeres que hombres que sufran la gordofobia, pero que parece que las mujeres son más activas y se implican más. "Aunque un gordo sigue estando mal considerado, existe cierta tolerancia. No es que todas las gorduras estén permitidas en el hombre, tampoco es eso, pero al menos unas cuantas tallas de más se les da de margen. En las mujeres no existe ese margen, mientras ellos tienen que ser fuertes y teóricamente viriles nosotras tenemos que ser débiles, salvables y ocupar poco espacio", me cuenta Godina. "El capitalismo y heteropatriarcado se dan la mano para someter nuestros físicos bajo la presión estética. A un hombre también se le exige un tipo de cuerpo y/o masculinidad pero mientras ellos son sujetos de poder nosotras somos objetos de deseo".
This content is imported from Facebook. You may be able to find the same content in another format, or you may be able to find more information, at their web site.Cedida por Claudia JimenoAlgo parecido me explica otra activista, Claudia Jimeno, "Los hombres gordos no son objetos de consumo, y por lo tanto no preocupan tanto", puntualiza. En la mujer se suma la cuestión de género con la cuestión del peso. La presión estética ha sido un continuo debate en el feminismo y una herramienta muy útil de dominación patriarcal. "Si estamos centradas en agradar a la mirada masculina no estamos operativas para hablar de derechos o reivindicarnos", me explica Godina. La mujer gorda es un desafío estético para la masculinidad y en cierta manera, parece que sea menos mujer por ello. Para la heteronormatividad, la mujer gorda siempre ha sido leída como el último recurso sexual del macho, como ese algo que no gusta pero que al menos puede servir de objeto. Se puede tener sexo con ellas, incluso amarlas, pero jamás se expone publicamente. Y recalca: "Por eso muchas relaciones se mantienen en la clandestinidad, en ese espacio invisible donde el hombre no reciba el clásico: «¿Qué haces con una gorda?, ¿tan desesperado estás?»".
El caso es que sí que hay hombres que sufren gordofobia, aunque no de forma tan grave como las mujeres. Uno de ellos es Ibai Llanos, y lo explica sin pelos en la lengua y con ese lenguaje tan directo que utiliza siempre.
This content is imported from Twitter. You may be able to find the same content in another format, or you may be able to find more information, at their web site.Para el estándar, para el ideario colectivo, los hombres gordos son considerados menos viriles en el ideario colectivo. En el hombre, sobre todo en el hombre cis, la gordofobia se manifiesta en ese rechazo a un cuerpo redondeado que puede resultar un poco femenino, porque haya pechos o caderas anchas. También porque los genitales masculinos siguen siendo una muestra más de su masculinidad, y a menudo el chiste gira en torno a "¿Dónde está tu pene?" y a su tamaño. "Yo me cuestiono si en esto hay también machismo y hasta transfobia:¿es acaso un hombre gordo un poco mujer gorda? ¿Es acaso un hombre gordo un cuerpo no definido en los géneros hombre-mujer?", me explica Godina. "Tengo la impresión que en el hombre la gordura está un poco más consentida, en el sentido de que un hombre grande con cierta barriga es incluso atractivo si lo miramos desde el prisma heteronormativo, en una mujer eso es impensable. "Un hombre fuerte" frente a "una mujer gorda" siempre queda mejor". Godina sabe de lo que se habla, como educadora social que es, contacto con 12 varones gordos para ver cómo vivían ellos la gordofobia. Llegó a la conclusión en su estudio de que los hombres, sobre todo los hombres cis, prefieren vivir sus heridas en silencio, para que no se les señale como sensibles.
Yuri_ArcursGetty ImagesDe todas las frases que escuchan los gordos, esta es la que más les irrita, y con razón. Jimeno me cuenta: "Cuando un amigo que va ciego de cubatas, o de otras cosas, me suelta lo de mi salud, me revienta. "¡Anda ya, mi salud!, ¿Y la tuya?", y cuando es un desconocido ya ni te cuento, "¿Mi salud"; si ni siquiera sabes mi nombre, ¿Cómo te vas a preocupar por mi salud?". Y sigue, "Mi salud física, y mi salud mental, ¿qué?". Según Magdalena Piñeyro, el supuesto interés por la salud es la mayor de las hipocresías: un día recibió un mensaje por Twitter muy revelador: "Adelgaza, puta gorda asquerosa de mierda. ¡Es por tu salud!". Más que ofensivo resulta irrisorio por ese torpe intento de acabar un mensaje gordófobo con una justificación inexcusable.
Los médicos se preocupan por la obesidad. A veces se preocupan tanto, que su obsesión empaña su celo profesional. En Stop Gordofobia han reunido montones de casos (algunos tan serios como una necrosis de rodilla) en que se diagnosticó mal o se diagnosticó tarde una patología porque todo dolor se atribuye siempre a un exceso de peso. Otro testimonio: "Vas porque te duele el oído y, sin mirarte, te piden que te pongas a dieta".
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— Putul Altab Tue Mar 30 08:47:41 +0000 2021
La hipocresía está más presente que nunca cuando se esgrime la salud como argumento para justificar la gordofobia. Sí, la obesidad tiene consecuencias terribles, pero nadie acusa a los que promueven hábitos poco saludables, como consumir alcohol, o a los que meten todo ese azúcar y excipientes en los productos ultraprocesados. Es lo que yo llamo culpabilizar a la víctima. Muchos obesos lo son por la Coca-Cola, la pizza congelada, los patatas fritas y toda la comida basura que se nos ofrece continuamente.
Peter DazeleyGetty ImagesTambién es importante señalar que los desórdenes alimentarios como la anorexia y la bulimia son producto de la gordofobia, no de la gordura, no de los gordos y gordas, sino de ese odio al gordo, de esa aversión patológica a la grasa, de esa creencia establecida por la sociedad de que hay que ser joven y guapo o si no, al menos, estar delgado.
Curiosamente, muchos gordos, y muchas gordas, son veganas, y tienen una alimentación muy equilibrada. Pero la gordofobia está ahí; si le ves comer una ensalada, lo primero que a veces se piensa es: "¿A quién pretende engañar la gorda?"
Le pregunto a Godino si hay alguna forma de saber si uno es gordofóbico (o gordófobo, ambos términos están aceptados), algún tipo de autotest. "Todas las personas somos gordofóbicas en un grado u otro. Yo también. Aceptar eso y partir de ahí es importante", me contesta. Jimeno me cuenta que todas las personas gordas preferirían ser delgadas, "quien diga lo contrario miente", afirma muy rotunda. Muchas personas con sobrepeso se pasan la vida deseando perder los kilos que creen que les sobran y llegan a convencerse de que la vida solo comenzará más tarde: se pondrán ropa sexy, encontrarán el amor, serán felices y bellos. Asumen que su cuerpo es su peor enemigo y su mayor fracaso. Son gordos gordófobos. Hay que perderle miedo a la gordura y dejar de marginar a la gente gorda, aceptarse como se es. Ahí empieza la felicidad.
Luis AlvarezGetty Images- La gordura es una enfermedad.
- La opinión de una persona gorda deba ser validada por otra persona más delgada.
- El bombardeo mediático sobre dietas milagro, cremas adelgazantes, con cosas como "esa barriga de más", "esos kilos que sobran" o "la operación bikini".
- La ropa de talla grande es mucho más cara.
- La ropa de talla grande es oscura y tapa mucho el cuerpo.
- Dar por hecho si alguien está con una persona gorda es porque no ha encontrado a alguien mejor.
Steve GranitzGetty Images- Tratar a la gente gorda como "osos amorosos "de manera condescendiente. Un ejemplo: la actriz Rebel Wilson ha confesado que una de las razones por las que ha perdido peso es para que la tomen en serio, porque, claro, una gorda actriz solo puede ser humorista, "Está bien ser humorista, pero es como si no hubiera otro escenario posible para nosotras", declaró.
- Mirar mal a la gente gorda que viaja sentada en el transporte público: si no están ocupando un espacio para personas mayores o con diversidad funcional, no hacen nada malo. Siempre hay una actitud de desaprobación, algo así como: "Ya está la gorda sin hacer nada".
- Pensar que la gente gorda solo hace deporte para adelgazar. Si se está gordo se puede caminar, nadar, ir al gimnasio, jugar al voleyball… por el placer de hacerlo. Los gordos no siempre hacen ejercicio para perder peso, ellos también disfrutan con una clase de zumba como el que más, no asumir que, como están gordos, sufrirán con una actividad física.
- Para actitudes gordófobas, solo hay que ver la mayoría de los comentarios a Esty Quesada alias, Soy una pringada, por su monólogo en la gala de entrega de los Premios Feroz la semana pasada:
This content is imported from Twitter. You may be able to find the same content in another format, or you may be able to find more information, at their web site.Una última reflexión que tomo del libro de Pyñeiro: "Da igual si una gorda está sana o enferma. No merece que la discriminen. Importa un carajo si el motivo de su gordura es que tiene ansiedad, está hundida en una depresión, tiene un problema hormonal, está en tratamiento de quimioterapia o simplemente come “mal”. No merece que la discriminen. Importa tres pepinos que sea una gorda que odia el deporte o sea una gran deportista olímpica. No merece que la discriminen. Da igual que su comida favorita es la hamburguesa o la ensalada, si va en silla de ruedas o hace footing, si le gusta jugar a videojuegos o prefiere bailar. No merece que la discriminen, bajo ningún concepto". Suscribo sus palabras. Una por una.
La gordofobia es como el racismo, el machismo o la homofobia, como cualquier otra forma de opresión y discriminación. Hay que luchar contra él, aplicar una política de tolerancia cero, como se hace con los chistes homófobos, racistas y sexistas. Para eso, hay que leer, enterarse, involucrarte. Las personas delgadas no tenemos ni idea del sufrimiento que padece una parte de la sociedad, solo porque sus cuerpos no siguen la norma, el canon de belleza preestablecido –e inalcanzable para la mayoría de la población. No somos conscientes del daño que hacemos con nuestros comentarios gordófobos, por muy buena que sea nuestra intención.
Capitán Swing9,49 €ComprarLa cultura es la mejor herramienta para luchar contra la discriminación, siempre. El libro de Magda Piñeyro Diez gritos contra la gordofobia, es un referente. Otro la página de FB, Instagram y de Twiiter de Stop Gordofobia. Pero además hay una enorme bibliografía y comunidad para luchar contra la gordofobia. La mejor forma de luchar es informarse. Destaco Cuerpos Empoderados, Orgullo gordo, Gorda! Zine. Gordxs con alma, Podcast Gordo, Editorial FEA, Tienes derecho a permanecer gorda de Silvia Tovar, El cuerpo no es una disculpa de Sonya Renne Taylor, Hambre de Roxane Gay o La cerda punk de constanzx alvarez castillo (así en minúscula, porque ella lo quiere).
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