El juez da la incapacidad permanente a una mujer con fibromialgia a la que el INSS se la denegó

FRANCISCO JOSÉ FAJARDO Las Palmas de Gran Canaria

El Juzgado de lo Social número 1 de Las Palmas de Gran Canaria ha dictado una sentencia en la que concede la incapacidad absoluta a una auxiliar de enfermería que sufre fibromialgia grave, fatiga crónica y depresión. A esta trabajadora el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) le había denegado cualquier tipo de incapacidad permanente en primera instancia. Se da la circunstancia de que, a causa de sus dolencias, la demandante en los últimos cuatro años había permanecido más tiempo de baja que trabajando y ahora, gracias al procedimiento judicial llevado por el despacho Campmany Abogados, se quedó cobrando una pensión de 1.958 euros al mes.

Este procedimiento comenzó cuando la demandante, auxiliar de enfermería, comenzó a sufrir severos problemas se salud que le impedían su habitual labor profesional. Esta mujer tenía una base reguladora de 1.958 euros.

En el año 2020 se tramitó el expediente de incapacidad permanente en el que se emitió un informe de valoración médica el 16 de enero en el que se determinaba que la demandante sufría un cuadro de fibromialgia, otro depresivo reactivo al dolor y un síndrome de fatiga crónica, además de limitaciones orgánicas y funcionales relacionadas con un proceso osteoarticular crónico, algias axiales y periféricas, movilidad gestual espontánea funcional y un proceso psicopatólógico crónico conservando la funcionalidad global útil.

A raíz de este diagnóstico, y «analizadas las secuelas descritas y las tareas realizables por el titular», según el documento realizado por el Equipo de Valoración de Incapacidades», el mismo propuso a la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social la «no calificación del trabajador» como «incapacitado permanente, por no presentar reducciones anatómicas o funcionales que disminuyan o anulen su capacidad laboral».

De esta forma, por resolución del INSS fechada el 23 de enero de 20 se denegó la solicitud de incapacidad permanente, por lo que formularon una «reclamación previa que fue desestimada», expone el fallo judicial.

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A pesar de que el cuadro clínico determinaba que la demandante sufría un estado «depresivo reactivo a dolor, fibromialgia y síndrome de fatiga crónica sin respuesta al tratamiento» , no le fue concedida la incapacidad incluso teniendo en cuenta que la auxiliar de enfermería se encontraba en tratamiento por la Unidad de Salud Mental desde 2019.

Por este motivo, la empleada inició un procedimiento el 1 de marzo de 2021 asistida legalmente por el despacho Campmany Abogados en el que solicitaba que se le reconociera el grado de incapacidad permanente absoluta o, de forma subsidiaria, la total.

«Desesperanza»

La sentencia dictada por la magistrada Gemma López Fernández entiende que quedó acreditado que la actora padecía los cuadros anteriormente descritos y que le producían «desesperanza, llanto, anhedonia, apatoabulia, síntomas cognitivos, hiporexia e insomnio».

De esta forma, las manifestaciones clínicas del cuadro de la trabajadora «llevan a concluir que carece de la aptitud y capacidad psicofísica necesaria para el desarrollo de cualquier actividad profesional, siendo incompatibles con el desarrollo de una actividad productiva con la asiduidad, disciplina, rendimiento y profesionalidad que todo trabajo por sencillo o exento de complejidad y liviano o sedentario que sea requiere». Por este motivo, estimó la demanda y declaró que la enfermera se encuentra «afecta de una incapacidad permanente absoluta», en una sentencia contra la cual cabe interponer recurso de suplicación.

La demandante ahora cobrará una prestación económica consistente en una pensión vitalicia equivalente al 100% de la base reguladora, además de los incrementos, revalorizaciones que legalmente correspondan, con efectos desde el 20 de enero de 2020.