¿Por qué debería interesarte la bioacumulación de tus cosméticos?

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11/2022

MITOSNo te confundas, que un producto lleve la palabra free o clean en su etiqueta no presupone que es mejor que el que no la lleva. Lo importante es saber el impacto acumulado de sus ingredientes en tu salud

Por Carmen Lanchares

¿De verdad sabes lo que te aplicas en la piel? Leer la etiqueta del producto no basta. Lo que deberías valorar es la posible bioacumulación de los cosméticos que utilizas, o mejor dicho, de sus ingredientes. Y no solo se en la cosmética, sino en multitud de productos que forman parte de nuestro estilo de vida. Pero ¿sabes lo que es la bioacumulación? “Se trata de la acumulación gradual y durante un periodo determinado de una sustancia química en nuestro organismo, ya sea porque el producto es absorbido más rápidamente de lo que puede ser utilizado o porque no puede ser metabolizado (es decir, asimilado y transformado por el organismo)”, explica Hanna Azirar, bioquímica y fundadora Konse Beauty, la nueva plataforma de cosmética y bienestar enfocada a la slow beauty.

Con el creciente interés por el autocuidado y lo saludable, todo, desde lo que comemos hasta lo que nos ponemos en la piel, lo hacemos pasar por nuevos filtros. Escrutamos etiquetas, 'googleamos' ingredientes y nos bajamos apps, como Yuka, Myrealfood o Nutriscore, para descifrar todo lo que un producto esconde. Nuestros actos de compra son cada vez más conscientes y por ello queremos saber, y nos preocupa, todo lo que de forma directa o indirecta puede afectar a nuestro bienestar (y, de paso, también al del planeta). Todo ello ha dado lugar a un movimiento que aboga por la transparencia y que, a veces, de forma injustificada alimenta una creciente ola de quimiofobia, a pesar de que la química está en la base de nuestra propia existencia. Lo cierto es que entre pandemia, contaminación y ciertas prácticas industriales andamos algo alarmados (y confundidos) por los daños que imponemos a nuestros cuerpos. Pero, sin embargo, no solemos tener en cuenta la bioacumulación a la que los sometemos. Para bien o para mal. Hanna Azirar nos ayuda a aclarar de qué va esto.

La bioacumulación no siempre es mala

No tiene por qué ser una preocupación si la sustancia acumulada no es nociva. De hecho, puede ser algo bueno. Por ejemplo, nos permite tomar medicamentos solo una vez al día en lugar de necesitarlos constantemente. Lo importante es entender cuáles son las sustancias químicas que pueden causar problemas a nuestra salud. Muchos son productos de síntesis derivados del petróleo como el etileno (la botella de agua, polyester), ftalatos y parabenos en cosmética. Según el doctor Nicolas Olea, el 85% del petróleo que se produce en el mundo va hacia la combustión y el otro 15% va a química fina (y no más del 7% va a plásticos).

La bioacumulación nociva procede de las toxinas que entran a nuestro cuerpo por varios medios: pueden ingerirse, absorberse a través de la piel o inhalarse. Para bioacumularse, una sustancia debe ser liposoluble (que se puede disolver en grasas o aceites), duradera, biológicamente activa y móvil, capaz de ser absorbida por los organismos.

Gestos que favorecen la bioacumulación nociva

¿Por qué debería interesarte la bioacumulación de tus cosméticos?

La dieta, la polución ambiental o ciertas sustancias tóxicas que podemos encontrar en nuestras casas (pinturas, wifi, agua, tejidos, productos de limpieza) son parte de nuestro día a día y pueden favorecer la bioacumulacion nociva de ciertos ingredientes.

Desde los cosméticos hasta el agua que bebemos o los tejidos de nuestra ropa pueden contener contaminantes que ciertas regulaciones permiten en ‘dosis segura’. Por ejemplo, el plomo en el lápiz labial (la FDA lo ‘exculpa’ en los niveles bajos que contiene) o conservantes comunes como los controvertidos parabenos (legalmente permitidos en ciertos países bajo la noción de ‘dosis segura’). Ciertas regulaciones los aceptan, al considerar que la dosis contenida de la sustancia química no debería plantear un problema.

No es el ingrediente, sino la suma

El problema no viene por el ingrediente cosmético, que aparece en una dosis segura, sino cuando una persona usa varios productos al día que contienen el químico en cuestión, todos los días, durante décadas. Es ahí donde empieza a gestarse la bioacumulación. Numerosos productos de cuidado personal utilizan estos mismos productos químicos aceptables en dosis bajas. Según Greenpeace se estima que cada día, una mujer puede consumir una media diaria de doce productos cosméticos con 160 ingredientes distintos. En el caso de los hombres, la mitad de productos. De las 150.000 sustancias químicas que se utilizan, 8.000 acaban en cosmética (lo que no implica que sean nocivas), muchas con los complicados nombres que figuran en el INCI, la nomenclatura internacional de ingredientes cosméticos.

Bioacumulación y disruptores endocrinos

Muchas de esas sustancias con las que de una forma u otra estamos en contacto a diario son disruptores endocrinos (sustancias químicas contaminantes ambientales que dentro del organismo alteran el mensaje propio de las hormonas y están vinculadas a alergias, cáncer y otras patologías de nueva aparición como el síndrome de hipersensibilidad química). Según Hanna Azirar, algunos de los componentes que deberíamos evitar son los derivados de petróleo en bálsamos labiales como petrolatum, aceites minerales, parafinas (parafinum liquidum); el triclosán, un ingrediente antibacteriano muy utilizado en jabones o dentífricos; parabenos o ftalatos, presentes en algunas cremas; el laureth sulfate que incluyen algunas lacas de uñas o pintalabios; el sodium lauryl sulfate, típico de los champús o determinadas nanopartículas (nano. Una lista larga que puedes consultar en konsebeauty.com

Cómo nos afectan los disruptores endocrinos

Muchos de estos contaminantes pueden tener efectos dañinos en el sistema endocrino (hormonal) del cuerpo. Las hormonas actúan en cantidades muy pequeñas y en momentos precisos regulan el desarrollo, crecimiento, reproducción, metabolismo, inmunidad y comportamiento del cuerpo. Los disruptores endocrinos interfieren con los sistemas hormonales naturales y los efectos sobre la salud se pueden sentir mucho después de que haya cesado la exposición. Por ejemplo, la exposición a disruptores endocrinos en el útero puede tener efectos de por vida. La preocupación creciente por el impacto negativo de estas sustancias ha llevado a la Unión Europea a introducir obligaciones legislativas específicas destinadas a eliminar gradualmente los disruptores endocrinos del agua, los productos químicos industriales y la cosmética.

¿Podemos evitar los disruptores endocrinos?

La respuesta debería ser bastante simple, intentar cambiar nuestros hábitos y ser conscientes de los productos que utilizamos, apostar por una dieta eco/orgánica, reducir la cantidad de plástico PET tanto en botellas de agua, plástico utilizado en supermercado, reducir o cambiar ciertos productos de limpieza con ingredientes cuestionados o evitar polyester en nuestra ropa. De hecho, investigadores de UC Berkeley dirigieron un estudio, Teen girls see big drop in chemical exposure with switch in cosmetics, en el que pidieron a un grupo de adolescentes que no utilizasen durante tres días productos de cuidado personal con parabenos, ftalatos y otras sustancias químicas preocupantes. Después de solo tres días, los niveles de todas las sustancias químicas se redujeron en las muestras de orina de las jóvenes entre un 27 y un 45%

No caigas en la quimifobia

Toda la materia es química. El agua, por ejemplo, es química. Pero las empresas utilizan términos como clean beauty o toxic free para reforzar la idea de que no hay ingredientes sintéticos o dañinos. Esto ha creado mucha confusión y es por ello que hay que enfocarse más en los ingredientes que contienen y no en los que no tienen.

Los productos cosméticos están regulados bajo la normativa Europea 1223 del 2009 que junto con sus anexos expone las sustancias que no están permitidas, las concentraciones permitidas de otras, conservantes … La mayoría de los cosméticos están aprobados y regulados por la Unión Europea y la cosmética convencional puede contener químicos sintéticos pero a niveles que no son tóxicos según esa normativa

La cosmética natural es buena por los ingredientes que contiene, no por desacreditar la cosmética convencional, que no es necesariamente tóxica si los fabricantes cumplen con la normativa europea. Lo que hay que tener en cuenta son las concentraciones de ciertas sustancias al aplicarlas a diario, durante muchos años y combinadas con otras sustancias nocivas que encontramos en nuestro día a día.

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Por Ana Gándara

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